Casa Museo

Mi casa es un

museo de memoria viva

En el centro de mi alma

atesoro Dos Encuentros

entre Avelino & María.

En lo profundo de estos muros,

perdura el aroma a chocolate de la nana

y un legado que crece desde

el inicio de mi era.

No hablo en pasado

porque trasciendo en todo aquel

que me visita...

Soy La Quinta Montes Molina 

Historia de Avelino Montes & la Quinta Montes Molina

Con amigos organiza una compañía para terminar las obras del hermoso Teatro Peón Contreras, en los primeros años de 1900, y aprovecha a los mismos arquitectos para diseñar y construir su casa. La nombraron “Villa Beatriz” en recuerdo de su hija primogénita; aún se puede ver ese nombre en el cristal superior de la puerta principal.

Debido a la difícil situación política que se vivió en México con la Revolución, don Aurelio, decide emigrar a Cuba con toda su familia en 1915. La casona fue comprada en 1919 por el señor Avelino Montes Linaje, otro dinámico y prominente hombre de negocios. Nacido en Laredo, España, en 1868. Al cumplir 13 años, fue enviado por sus papás a Mérida, a través de un conocido comerciante, que lo acomodó como empleado de una buena familia de la ciudad.

Empezando como recadero en una tienda, tuvo buen ojo para los negocios, y supo meterse como intermediario en el floreciente negocio del henequén.

Trabaja con don Olegario Molina Solís, -futuro Gobernador de Yucatán-, se casa con su hija, María Molina Figueroa, con quien tiene 7 hijos.

En 1956 muere don Avelino -su esposa muere en 1932-, y deja La Quinta a su hija, Josefina Montes Molina (la tía Fina). Ella había sido siempre muy apegada a las costumbres de su papá y conservó la casa exactamente igual en cada uno de sus detalles. Josefina no se casó y, queriendo que la casa se quedara en la familia, al morir (en 1983) la heredó a su sobrina María Eugenia Molina Montes, la actual dueña.

La Quinta Montes Molina es un edificio de arquitectura ecléctica con tendencia neoclásica, representativa del período del Porfiriato en México y del auge henequenero en Yucatán. Como siempre ha sido una casa habitada, conserva muebles de las diferentes épocas por las que ha pasado, y podemos encontrar en ella muchos detalles que nos ayudan a entender mejor las costumbres de la alta sociedad de Mérida a principios del siglo XX.

Como muchas de las antiguas casas de Mérida, La Quinta Montes Molina está construida con un enorme “hall” central o sala distribuidora. A él se puede acceder desde la entrada principal, o desde el jardín a través de una hermosa puerta vitral corrediza. En el hall se pueden apreciar muebles, relojes, cuadros, esculturas, jarrones, lámparas y miniaturas de principios del siglo XX. Hay también otros objetos más modernos, como el biombo de cristal que está a la entrada de la casa.

Los tres candiles son de cristal de Baccarat. El central se compró en los años 50’s de una antigua casona del centro de Mérida, al igual que los 2 grandes espejos de pared.

Hay dos tipos de sillas y sillones en el hall, los forrados que se usaban en invierno y los de petatillo que eran para el verano. El mobiliario que no se estaba utilizando, se guardaba en las bodegas del sótano o se mandaba reparar y limpiar.

El piso es de mármol de Carrara (del mismo tipo que en la sala del piano, la biblioteca y el comedor). Puede sorprender a alguno encontrar esta piedra aquí, pero en la época del “oro verde” en Yucatán, los barcos que venían de Europa y Asia en busca del henequén, para no viajar vacíos, llenaban sus bodegas con diversos objetos como lastre que luego vendían en Mérida. Así llegó el mármol de Carrara que vemos aquí; no es de óptima calidad y por eso no es tan blanco, pero tiene un espesor de 2 centímetros. Los otros pisos decorados de la casa son de pasta y fueron traídos de la misma manera desde España. Los barcos también traían tejas, muebles, maquinaria, herrería, etc.

Las pinturas que están a la entrada del hall, desde la calle, son de don Avelino Montes Linaje y doña María Molina Figueroa; y las del fondo, son de los papás de don Avelino: Saturnino y Luciana. Las cuatro fueron hechas por la Compañía Francis Petit de Paris en 1899, con base en fotografías. 

Siendo La Quinta un digno representante de una época significativa en la historia de Yucatán, la actual dueña siempre se había mostrado muy interesada en que la gente tuviera la posibilidad de visitarla.

Surgió entonces en la familia la idea de abrirla como casa-museo. Se quería presentar así, como una “casa viva” que aún se habita, pero que permite ser visitada por el público en general y en la cual, a partir de su arquitectura y los muebles que conserva, la gente pudiera transportarse a las costumbres y forma de vivir en las casonas de Mérida durante el auge henequenero.

En los primeros meses del 2006, se hacen algunas pruebas con turistas guiados por María Eugenia, una de las hijas de la dueña de la casa, y en abril se abren formalmente las puertas de la “Casa-museo Montes Molina”.

A mediados del 2012, empezó a funcionar, en los salones del sótano de La Quinta “La Tienda Montes Molina”, tienda llena de recuerdos de La Quinta y artesanías yucatecas.

Ahora la Quinta Montes Molina resplandece sobre Paseo de Montejo como un museo que es una casa viva; sin olvidar su restaurante "Avelino & María", y la hermosa Cafebrería Dos Encuentros ubicada al interior del restaurante. Una propuesta que ha roto las barreras del tiempo y se une al presente de la actual Mérida.

Conoce el universo dentro de la Quinta Montes Molina

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